Por Fredy León

¿En qué momento los militantes del viejo PC tuvieron miedo al debate, a exponer libremente sus ideas y confrontar abiertamente con las otras expresiones del pensamiento humano?

José Carlos Mariátegui, marxista convicto y confeso y fundador del Partido, en su famoso editorial de presentación del primer número de Amauta escribió lo siguiente «Nos sentimos una fuerza beligerante, polémica. No le hacemos ninguna concesión al criterio generalmente falaz de la tolerancia de las ideas. Para nosotros hay ideas buenas e ideas malas.»

Un poquito antes, en otro contexto y otra realidad, Carlos Marx, fundador del comunismo científico (espero que esa palabra no genere comezón en los militantes del PC) en una carta escrita a su amigo Arnold Ruge sostenía que «Hoy la filosofía se ha trivializado y la prueba más contundente es que la misma conciencia filosófica ha sido arrastrada al tormento de la lucha, no solo externa sino también internamente. Pero si construir el futuro y asentar todo definitivamente no es nuestro asunto, es más claro aún lo que, al presente, debemos llevar a cabo: me refiero a la crítica despiadada de todo lo existente, despiadada tanto en el sentido de no temer los resultados a los que conduzca como en el de no temerle al conflicto con aquellos que detentan el poder.»

Alberto Flóres Galindo, un extraordinario intelectual socialista, en su dolorosa agonía nos dejó un texto para reflexionar «Aunque muchos de mis amigos ya no piensen como antes, yo por el contrario, pienso que todavía siguen vigentes los ideales que originaron al socialismo: la justicia, la libertad, los hombres. Sigue vigente la degradación y destrucción a que nos condena el capitalismo, pero también el rechazo a convertirnos en la réplica de un suburbio norteamericano. En otros países el socialismo ha sido debilitado; aquí, como proyecto y realización, podría seguir teniendo futuro, si somos capaces de volverlo a pensar, de imaginar otros contenidos. Esto no es la moda. Es ir contra la corriente.»

Pensar, analizar, criticar, imaginar, debatir, ese es el mejor método para elaborar colectivamente una propuesta política, pero por lo visto parece que para los camaradas del PC eso está prohibido y el documento de su Conferencia lo han redactado para que sus militantes lo aprueben como si fueran las sagradas escrituras. Salvando las grandes obviedades, ese pánico ante la crítica y la discusión me hace recordar a ese úcase impuesto por Abimael a sus seguidores «el debate está terminado.»

Bueno, pero lo peor de todo es que ese documento sagrado elaborado para su Conferencia no contiene una sola propuesta para el movimiento popular que valga la pena resaltar, la pobreza de ideas refleja el agotamiento de un proyecto político. Lo repito, al PC el país les queda demasiado grande y el socialismo ha dejado de ser el mito que alimenta la conciencia política del viejo PC.

Los actuales dirigentes están sepultado la obra del Amauta y convirtiendo al viejo PC en un grupito sectario sin más intereses que defender esa pequeñita cuota de poder sindical que tienen en Jr. Cangallo para intentar sobrevivir.

Se ha agotado un camino. Divisar uno nuevo solo puede surgir del debate, análisis, crítica, reflexión, imaginación y convicción revolucionaria.

Publicado el por Wirataka | Deja un comentario